jueves, 30 de diciembre de 2010

Tortazo gordo


Daniel se ha vuelto a caer de mi cama, para ser más exactos se ha tirado de cabeza. Me ha hecho un quiebro con todas las de la ley mientras le vestía y eso que yo suelo ser muy muy cuidadosa al respecto, pero este chico se retuerce como una lagartija. El caso es que he visto como caía a cámara lenta, se daba un golpetazo en la frente contra el suelo y daba una voltereta espectacular. A mi se me ha parado el corazón un segundo pensando que se me había desnucado.

Menos mal que enseguida me llegó su llanto desconsolado. Del susto me puse a llorar yo también mientras le mecía, le ponía en el ungüento mágico en el chichón (Amidol, creo que se llama) y le consolaba cmo podía. Como es muy brutote se calmó enseguida y se puso a correr por toda la casa. A mí todavía me duró un rato el llanto.

Cenó muy tranquilito y al rato se fue a la cama como todas las noches. Yo no podía dejar de pensar en si le había afectado demasiado el golpe. A lo mejor tendría que haberlo llevado a urgencias en vez de meterlo en la cuna. Me tranquilizaba el hecho de que había jugado una rato como todos los días, no parecía desorientado y seguía mi dedo con la mirada. De todos modos dormí fatal y me di muchos paseos a la cuna de Daniel a comprobar que dormía plácidamente.

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