miércoles, 3 de agosto de 2011

Los tirones me amargan la vida

La verdad es que no me puedo quejar con mis embarazos. Los dos han sido de lujo. Ni mareos, ni nauseas, ni nada... Aparte de lo que significa que cada vez cargas con más peso en la barriga, con lo que ello conlleva para los riñones y el equilibrio, todo va genial.

Sólo he tenido una consecuencia que me trae por el camino de la amargura: los tirones nocturnos. ¡¡¡Qué dolor!!! Con Daniel los tuve también, peores y mas continuados.

Hasta ahora me estaba salvando, creo que gracias a mi chico, que hace que me mueva mucho, muchísimo, pero... ¡cómo se ha notado su ausencia! (en todos los aspectos). Desde que no está me despierto todas las noches de una salto.

Raúl se angustia al verme gemir de dolor, pero no puede hacer nada. Lo único que queda es pasear por la casa hasta que se mitigue. Eso significa que las noches no son tan maravillosas como pensé sin los lloros del pequeñín taladrándome los oídos. ¡Si es que no tiene nada bueno tenerle lejos de mí! Menos mal que ya voy para el pueblo y le voy a poder achuchar todo lo que me deje.

La foto es de Carlos Martínez (http://www.cmtz.es/).

2 comentarios:

  1. joer son lo peooooooooooooor esos calambrazos de repente!! venga va que ya queda ná de ná...

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  2. Me queda poquísimo. ¡Que voy a a hacer con dos bebés! Espero que Daniel madure pronto jaja. El caso es que desde que estoy de nuevo con mi niño ya no me dan esos tirones. Eso es de la tralla que me dá :)

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