miércoles, 29 de febrero de 2012

Sinfonía nocturna de toses

El bebé también ha caído con un enfriamiento. Y Raúl se queja de que comienza a dolerle la garganta. Ya tenemos la orquesta montada. Cuando no es uno es otro. Cof, cof, cof. Es la sintonía que me acompaña en mis desvelos. Iván tose y llora. Daniel tose y pide agua. Yo toso y despierto al benjamín. Raúl aún no tose, pero estoy segura de que le falta poco.

Es increíble. En Las Palmas de Gran Canaria los perros de la casa de mi madre ladraban al bebé en el oído y éste seguía plácidamente dormido. En cambio, su mami carraspea ligeramente o se suena la nariz con cuidadito y ya le oímos removerse inquieto hasta que acaba quejándose con los ojos bien abiertos.

Toda la noche de la cama a la cuna y de la cuna a la cama. La mayoría de las veces hay que mecer al pequeñajo hasta que le vence el sueño y así poder dejarlo de nuevo en su lecho. Le he incorporado el colchón con mantas para que respire mejor, pero se sigue despertando cada poco. Y yo a base de cafés y más cafés. Debo tener la tensión por las nubes.

Pensaba que era imposible vivir sin dormir. Estaba equivocada. Aunque el genio sube, el malhumor florece y las uñas permanecen bien afiladas. Por el bien de la paz familiar espero que este chiquitín coja pronto un ritmo normal de sueño. Y que al mayor se le cure pronto el constipado.

martes, 28 de febrero de 2012

Novedades en el mobiliario

Estamos de cambios en el hogar. Para Daniel hemos comprado unas estanterías tipo cuadraditos de diferentes tamaños en verde y naranja que quedan monísimas en una de las paredes de la salita de juegos. Su padre se ha encargado de la composición. Te felicito Raúl. Ha quedado muy bonita.

Para el salón tenemos sofá nuevo. Más grande y con más plazas porque ya somos cuatro en la familia y el que teníamos se nos había quedado pequeño. Le hemos puesto una funda porque los gatos tiene mucho peligro. De hecho, nada más llegar lo arañaron y dejaron su marca para siempre. ¡Qué se le va a hacer!

Los niños están encantados con la novedad del salón. Daniel no para de dar saltos por el rinconero y trepar por los respaldos presiguiendo a los gatos (Tres de ellos se pueden hacer más altos para mayor comodidad de los usuarios). Iván está muy cómodo en la esquina, con mucho sitio para patalear a gusto.

Y los papis también estamos contentos, aunque nos duele un poco que los gatos piensen que les hemos traído un rascador gigante maravilloso.

lunes, 27 de febrero de 2012

El mejor regalo

El mejor regalo es el que te dan de sorpresa, con ánimo de arrancarte una sonrisa. Así son los premios blogueros: una sorpresa alegre. Imaginaos mi gran sonrisa cuando descubrí que Yaneth, de My Points Of View, me había concedido uno. Nada menos que otro premio mutante. ¡Me encantan! Cambian según van pasando de mano en mano, así es igual de sorprendente si vuelve de nuevo.

Disfruto leyendo ese cajón de sastre que es el blog de Yaneth. Tanto cabe una bella imagen, como una meditación, una experiencia vivida o la reseña del último libro que está leyendo. Aunque últimamente no hace más que ponerme los dientes largos. ¡Qué bellas imágenes de Lima y de Bujama! ¡Ay! Si yo fuera millonaria estaría ahora mismo cogiendo un avión hacia allá para poder disfrutarlo en persona.

Cómo no lo soy voy a pasármelo igual de bien escribiendo este post y respondiendo a las preguntas que acompañan al premio.

1. ¿Qué es lo que más feliz te hace?
Mi vida en familia, aunque últimamente está un poco desquiciada porque no duermo y estoy de uñas, pero no hay nada que me alegre más el corazón que vernos a los cuatro reunidos y sonrientes.
2. ¿De quién guardas los mejores recuerdos?
Que pregunta tan difícil. Tengo tantísimos buenos recuerdos. Supongo que de mis padres y mis hermanos, cuando era una niña despreocupada. Aunque ahora atesoro muchísimos buenos momentos con mi propia pequeña familia, pero siempre está la nube de las preocupaciones presentes (trabajo, hipoteca, estrés... Me uno a las filas de Peter Pan. Yo no quiero crecer).
3. ¿Tu canción favorita?
Ahora mismo: Life de Des'ree, pero cambio todo el tiempo (Vida, oh vida. Así que, después de todo, todo está dicho y hecho. Sé que no soy la única. La vida puede ser realmente divertida. Si quieres de verdad. A veces, vivir los sueños. No es tan fácil como parece)
4. ¿De qué manera te gustaría ser y no eres?
Quiero dejar de ser torpe y despistada. Pierdo horas buscando cosas que no recuerdo dónde he puesto y estoy harta de estas manos de mantequilla ¡Se me cae todo!
5. Cuéntame tu mejor recuerdo.
Otra pregunta difícil. Tengo miles. Así que voy a contar uno cercano. Mi mejor recuerdo sucedió anoche. Cuando mi hijo mayor acariciaba la cabeza de su hermano y el bebé se reía. Los dos se miraban con amor. Sé que suena un poco cursi, pero es que es tan bonito ver cómo se quieren... A veces, otras no se pueden ni ver. Y eso que el pequeño sólo tiene cuatro meses.

Ahora me toca a mí pensar preguntas para poner a cinco nominados a pensar.

1. ¿Qué cambiarías de tu vida?
2. ¿Que logro te ha hecho sentirte inmensamente orgullosa/o?
3. ¿Que es lo primero que harías si las próximas navidades te toca el gordo de la lotería?
4. ¿En qué lugar sueñas con pasar unas vacaciones y no has podido ir... Todavía?
5. ¿Dejarías de trabajar si pudieras?

Y ahora a pasarlo:

3. Faith de Mi Mundo de Cristal
4. Alma y Sofía de Los días de Sofía
5. OR2 de Azul Celeste


domingo, 26 de febrero de 2012

Fin de semana con Max

La mascota de la clase de Daniel se adaptó en seguida a nuestra rutina. Se hizo varios colegas entre los peluches de Daniel. Sobre todo, hizo buenas migas con el oso gigante y el mono de las piernas y brazos largos. Eran inseparables. Los cierto es que, mientras que mi pequeñín vivía un fin de semana de lo más intenso. El gracioso erizo se quedaba esperándole en casita para que no sufriera inoportunos accidentes. No quería llegar el lunes con media mascota o algo así.

Pero no creáis que se aburrió. Ni un poco. Ayudó a Daniel a comer, a vestirse, a bañarse... Estoy pensando en pedirla prestada todos los fines de semana. ¡Qué pena que se la tengan que llevar a casa también el resto de la clase! Pero seguro que tiene algún día libre que nos pueda dedicar.

Por otro lado, interactuó con toda la familia. Misi se enamoró de él e Iván no perdió la ocasión de babearlo un poquito. Después del achuchón del bebé hubo que limpiarlo un poquito, pero le valió la pena al peluche a cambio de los besos babosos del más pequeño de la casa. Al mayor no le hizo gracia la atención que estaba levantando Max y se lo quitaba al que osaba jugar con él al grito de "Mío".

sábado, 25 de febrero de 2012

Daniel en el teatro

Por fin, ¡Por fin! Este fin de semana hemos ido al teatro mi niño mayor y yo. La obra elegida ha sido "Milonga bajo el mar", en La Escalera de Jacob. La tengo en mi objetivo desde que leí una reseña en el blog de Menos de 1000 y más de 30.

La excursión la hicimos toda la familia, aunque sólo entraríamos al teatro Daniel y yo. En la página donde compramos las entradas decía que era una espectáculo para niños de cero a dos años, pero yo creo que llevar a un bebé de cuatro meses es tirar el dinero. El iba a disfrutar más con las sensaciones que le iba a producir el paseo que en una sala oscura.

La aventura empezó con un trayecto en metro. Nuestro primogénito estaba emocionado con los trenes. "Piiiiii, piiii" repetía cada vez que sonaba el timbre que indicaba que las puertas se iban a cerrar. Daba gusto verlo disfrutar del viaje. Me temo que Raúl no lo debió pasar tan bien. Sobre todo su espalda. Hay que ver lo mal que está hecho el metro para carritos de bebés y sillas de ruedas.

Una vez en el local, entré yo el pequeño y mi marido se fue a dar una vuelta con el bebé. Me costó un poco tenerlo controlado hasta que abrieron las puertas. Ya rezaba para que empezara aquello cuando por fin nos llamaron. Entusiasmado entró en la sala, pero una vez dentro empezó a torcer el gesto. Se sentó en mi regazo y le dio mucho miedo el comienzo de la obra. Y eso que la chica era de lo más simpática. Poquito a poquito se fue metiendo en la historia. Y al final gritaba como el que más. La verdad es que la actuación estaba muy bien para niños pequeños. Era muy vistosa y tenía un montón de objetos curiosos que simulaban ser animalitos marinos y que llamaban poderosamente la atención de los bebés. Sobre todo el intensamente rojo y gordo pez globo. La actriz iba presentando a los animalitos a los niños, que podían tocarlos e interactuar con ellos. Jugaba con los pequeñines desde el escenario y les preguntaba cositas de vez en cuando. La verdad es que me gustó mucho y a Daniel también. Habrá que repetir la experiencia.

Para la vuelta elegimos el autobús como medio de locomoción porque sabemos que también le gusta mucho al enano. Disfruta mucho mirando por la ventanilla.

viernes, 24 de febrero de 2012

La semana del protagonista

Hace unos días me enteré de que en la clase de mi hijo había que hacer una actividad de lo más interesante. Se dijo en la reunión de principio de curso, pero yo me la perdí porque estaba acompañando a Iván en el hospital. El caso es que una madre me comentó que no sabía qué hacer para "La semana del protagonista". "¿La quéee?" pregunté atónita. "Sí mujer. La semana del protagonista. Cada semana uno de los niños es protagonista de la clase. Se le pone una medallita y lleva un album de fotos suyas y de su familia para enseñar. Además de un juguete y un libro para compartir. Y como colofón la mamá acude el viernes a contar un cuento o a hacer la actividad que quiera". A mi se me quedó una cara de pez estupenda. ¡No tenía ni idea! Y mi baja de maternidad está llegando a su fin. Tenía que hablar seriamente con las profes para apalabrar una de estas semanas porque si empezaba a trabajar veía muy difícil lo de ir a contar el cuento.

Ana y Manoli fueron muy comprensivas (en el fondo se les había olvidado a ellas comentarme la historia) y hablaron con una madre para que me cambiara la semana.

Tenía escasos siete días para preparar el album. A la vez que los disfraces de piratas. Todo se me juntaba. Ni que decir que corrí, compré el álbum, elegí fotos, imprimí, recorté... Todo en tiempo record para que estuviera listo a tiempo. A Daniel le encantó el álbum. "Otra vez mamá" me decía cuando llegábamos al final del mismo.

Ese fin de semana le insté a que eligiera el libro y el juguete que íbamos a llevar. En un principio eligió un camión de bomberos roñoso que tiene para jugar en el parque y que se cae a pedazos. Por supuesto, le hice cambiar de idea y finalmente escogió una estupenda escavadora lo bastante grande y colorida como para llamar la atención de sus compañeros.

En cuanto al libro, intenté que eligiera uno de Caillú en el que Rosi deja el chupete, pero él tenía otra idea en mente y se obcecó en llevar uno de bomberos con un botón que imita el sonido de la sirena cuando se aprieta. Es bastante chulo, aunque sólo me había costado dos euros y medio en los chinos y no quería parecer cutre. Por mucho que intenté convencerlo siguió en sus trece y ese fue el libro que llevamos. Afortunadamente gustó mucho.

Ya sólo quedaba el cuento. Que duda cabía que tenía que ser de "Nino". Las aventuras de Pablo y su camión maravillan a mi hijo. Así que me puse de acuerdo con mi marido para crear una historia a base de Legos. Él me construyó un colegio y una carcel a base de las famosas piezas. Yo inventé la historia y dí vida a los muñequitos guiándolos con mis manos. En el ensayo del día antes mi marido me dio muy buenos consejos para mejorar el cuento. "Tienes que interactuar más con el público" me dijo. ¡Niños de dos años y medio! No tenía ni la menor idea de cómo iban a reaccionar.

Cuando llegó el viernes yo estaba hecha un flan. Encima había amanecido con un catarrazo horrible que me había dejado ronca. Daniel estaba entusiasmado con la idea de que su madre iba a ir a su clase a contar un cuento de "Nino", pero yo estaba muy desanimada.

Tenía que acudir a las 9.45, así que dejé a los niños y me fui a tomar un café. En el camino recordé que no había comprado ninguna chuche para los pequeñajos, así que adquirí unas galletas con pepitas de chocolate buenísimas. Una pena que uno de los niños fuera alérgico al huevo. Las profes me quitaron el disgusto dándome aspitos para repartir. ¡Menos mal! En contrapartida les regalé las galletas a ellas.

Daniel daba botes de alegría cuando me vio aparecer por la puerta. Se sentó a mi lado y se dedicó a quitarme los juguetes en el momento más inoportuno. Ana y Manoli le pedían cada dos por tres que me dejara contar el cuento. A pesar de las interrupciones quedó muy bien. Los niños estaban absorbidos por la sencilla historia y las profes alucinaban con la puesta en escena. Y eso que me temblaban las manos.

Al final invité a los chiquillos a que jugaran con el escenario y los muñecos. No perdieron el tiempo y destrozaron todo pieza por pieza. Se nota que se lo estaban pasando bomba y Daniel el primero. Las profesoras le llamaron para darle un diploma de "Protagonista de la semana". Estaba entusiasmado. Me comentaron que el niño estaba muy contento de ser el protagonista, que se había esforzado mucho esa semana y que le hacía muchísima ilusión que yo viniera contar el cuento. ¡Mi chiquitín! Lo vive todo con mucha intensidad. Es maravilloso porque siempre me apetece hacer muchas cosas con él. Es tan agradecido...


Como colofón repartí los aspitos que me habían facilitado las docentes y me despedí con una gran sonrisa de todos. Mi hijo se fue contentísimo a jugar. Menos mal que la cosa había salido bien, porque yo no las tenía todas conmigo por culpa del inoportuno dolor de garganta y la afonía que me aquejaban esa mañana.


Cuando fui a recogerle por la tarde nos hicieron entrega de Max, la mascota de clase, para que pasara el fin de semana con nosotros. Daniel estaba encantado con la idea. Cogió al erizo de peluche con mucho mimo y me costó horrores convencer de que lo metiera en la bolsa camita que le había preparado. Quería llevar al niño al parque esa tarde de sol intenso y lo último que me faltaba es que se nos perdiera el muñeco.

Por supuesto, esa noche Daniel durmió bien abrazado a Max y con una sonrisa de oreja a oreja.

jueves, 23 de febrero de 2012

Iván insiste en ponerse de pie

Este bebé es un cabezota. Mira que le insisto en que es demasiado pequeño para tamaña hazaña, pero él insiste en ponerse de pie, e incluso, dar algún que otro vacilante paso. Yo, para llevarle la contraria, lo pongo boca abajo en una superficie plana. Él se debate con piernas y brazos hasta que se desespera y acaba chillando su disconformidad: "Mamá, las cosas se ven mejor de pie".

Y que obsesión le ha entrado con los gatos. Les sigue con la mirada y en cuanto puede se deja caer en su dirección con la boca bien abierta. Menos que mal que si mami siempre está bien atenta para que no coma demasiados pelos. A los felinos no les hace ninguna gracia que el pequeñajo se los intente comer cada dos por tres. Cuando consigue poner sus manitas en sus superficies peludas se agarra bien fuerte para no dejarles escapar. Peros ellos son muy escurridizos y siempre se acaban librando de sus garras.

Parece que le encanta el pelo. Todo tipo. El mío lo sostiene fuertemente con sus puñitos y se los lleva a la boca con deleite. ¡Que raro! Yo odio encontrar un pelo en mi comida. Aunque sea mío.

miércoles, 22 de febrero de 2012

El palito

- ¿Qué le vas a decir a la médico cuando la veas?- le pregunté a mi hijo mayor.
- ¡Palito!- contestó entusiasmado.
- Palito ¿qué?- Insistí.
- Po favó.- Añadió el pequeñajo.
- ¡Muy bien!- Le animé entusiasmada.

Daniel ha cogido un miedo irracional a su pediatra, que dicho sea de paso, no le ha hecho nada. El terror que le tiene a la enfermera se explica mejor ya que es la que le ha puesto las vacunas (La última a los 18 meses y aún se acuerda), pero ¿su médico? ¿La odiará por extensión? No me lo explico.

Cómo persiste con la tos y no pegamos ojo ni él, ni yo, ni Iván, he decidido, por el bien de la familia, que ya había llegado el momento de una visita al centro de salud. Para asegurarme de que todo iba a salir bien aleccioné a Daniel sobre lo tonto que era tenerle miedo a la buenaza de la médico, que además de curarle, estaba dispuesta a regalarle un palito de mirar gargantas con el que tenía que curar él a papá en cuanto llegara de trabajar. El truco parecía funcionar. El niño quería el palito a toda costa.

Estuvimos repitiendo la cantinela todo el camino.

- ¿Qué le vas a pedir a la médico?
- ¡Palito!
- Palito ¿qué?
- Po favó.
- ¡Muy bien! ¿Para curar a quien?
- A papá
-¡Estupendo!

Todo iba bien hasta que llegamos a la sala de espera. La voz de mi hijo perdió entusiasmo. Se acurrucó en mi regazo y fue cambiando de idea a medida que pasaban los minutos.

Cuando por fin le tocó el turno berreaba: "Palito no, palito noooooo".

La pediatra preocupada le aseguró que no le daría el palito. Menos mal que la saqué de la equivocación y al final el chiquillo consiguió su palito, con una carita pintada y todo. La doctora no se molestó ni en intentar mirar al peque. Supuso que tendría lo mismo que todos los niños que la visitan últimamente y le recetó un jarabe para la tos.

El pequeño se hizo de rogar pero al final cogió el ansiado palito de la mesa de la facultativa. "¡Palito!" Exclamó y perfiló una sonrisa nerviosa de oreja a oreja. "Palito" repitió y se puso a dar saltos por toda la consulta. "¡Vaya!" exclamó la pediatra, "Ya está contento".

"Adioooooos" le dijo Daniel. La saludó con la mano y le mandó un besito antes de escapar escopetado por la puerta entreabierta. Yo también me despedí de ella y corrí detrás del niño para amonestarle por su mal comportamiento. Daniel agarraba el palito con fuerza por si acaso. ¡Con lo que le había costado conseguirlo!

martes, 21 de febrero de 2012

Siempre es Navidad

Mientras yo canto "Carnaval, carnaval", Daniel sigue estancado en el villancico "Navidad, Navidad". Parece que se resiste a despedirse de estas entrañables fiestas navideñas. Hace poco se acercó a sus padres muy sonriente y nos soltó "Esta noche Reyes Magos". Le explicamos que eso era sólo una vez el año y que ya había pasado. Había que esperar muchos meses para que volvieran, pero él insistía tozudo en que esa noche teníamos que preparar un ágape para sus majestades porque nos iban a traer juguetes. No es listo ni nada este pequeñajo.

Al final no le quedó más remedio que convencerse de que, por mucho que lo deseara, los Reyes magos sólo venían la noche del cinco de enero. Ni antes ni después.

Eso sí, le conté que aún nos esperaban muchas otras sorpresas durante al año: los carnavales, la semana Santa, San Isidro, el verano... Parece que se quedó algo más conforme.

lunes, 20 de febrero de 2012

Vuelve el premio mutante

Otra vez tengo en mis manos el premio al que llaman por este mundo "El premio mutante". En esta ocasión me viene de la mano de Mis trucos (y tus trucos) para educar. Un blog muy interesante que cuenta juegos, reseña libros y explica mañas para educar a nuestros pequeños trastos. La escritora que está detrás de esta web educativa tiene sobrada experiencia en lo que cuenta porque es madre de nada menos que cuatro torbellinos.




Sin más dilación paso a responder sus preguntas.

- Por qué el nombre del blog?
Porque en ese momento era una desesperada madre sin experiencia, muchas dudas y muy poca confianza en mi misma.

- Si tuvieras que ponerle otro nombre, cuál escogerías?
Madre con mayúsculas

- Cómo conociste el mundo blogger?
A través de mi blog. Lo creé sin conocer la enorme comunidad que albergaba.

- Qué es lo que más te gusta de tener un blog?
La cantidad de amigos con tus mismos intereses que conoces y el poder desahogarte escribiendo sin límites ni trabas.

- Y lo que menos?
El poco tiempo que tengo para dedicarle. Estoy tan enganchada que a veces saco minutos de donde no hay y luego voy estresada por la vida.

- Si abrieras otro blog, de qué sería?
He abierto otros blogs de cuentos, pero si no tengo tiempo para este para los otros menos.

- Saben que escribes una bitácora tus familiares y amigos?
Por supuesto, se puede decir que escribo principalmente para la familia.

Me temo que ya casi todo el mundo al que sigo tiene este premio, pero aún así aquí está mi lista.

- Tersina y sus cosas

- El blog encantado

- Mi modo de ver la vida

- Con el lío que tengo

- Con la venia de madre

- Trendy children

- Diario de un padre estresado

- Papá cangrejo

- Berriro hasiz-en lotunea

- My Points Of View

- Menos de 1000 y más de 30

- La invasión Twin

Si ya lo tenéis no respondáis a las preguntas. Para los que no lo tengáis voy a repetir las mismas preguntas que ya puse en la anterior ocasión porque lo cierto es que últimamente no duermo de decentemente y no estoy para pensar.

1. ¿Qué pensaste cuando te pusieron a tu primer hijo en los brazos nada más nacer? Si no tienes hijos ¿Qué crees que pensarías?
2. ¿Defiendes la guardería o la crianza en casa?
3. ¿Cual es tu afición favorita?
4. ¿Cómo y cuando te diste cuenta de que te gustaba escribir?
5. ¿Cual es tu libro favorito y por qué?
6. ¿Cual es el cuento favorito de tus pequeños, sobrinos...?
7. A qué te gusta jugar con tus hijos, sobrinos, niños cercanos...?
8. ¿Qué juguete recomendarías? ¿Por qué?
9. Cuenta una aventura que hayas vivido
10. Playa o montaña
11. ¿Qué característica te gustaría tener y no tienes?


domingo, 19 de febrero de 2012

La maldita tos

Daniel está malito. La tos no le deja dormir ni vivir. Y a mí tampoco. Ahora se suma que el bebé se despierta cada poco a exigir su pitanza con que el mayor llora desconsolado tras horrorosos ataques de tos.

Le he puesto la cebolla, he probado con dos medicamentos diferentes, uno de ellos Romilar, que corta la tos, y otro un jarabe común,  le he levantado el respaldo de la cama, le he puesto un vaporizador, Vick VapoRub en el pecho... Ya sólo me falta llevarle a la médico.

Lo dejo como último recurso porque Daniel sigue teniéndole pavor y no quiero que lo pase mal por nada. Pero esto ya empieza a ser preocupante.

sábado, 18 de febrero de 2012

¡Quiero ver fotos!

Es curioso cómo le gustan las fotos a Daniel. Se podría pasar horas delante de la tele viendo presentaciones de escenas familiares. Siempre pide mas. A veces me siento con él y le voy explicando dónde transcurre la escena y quien sale en la imagen, pero otras no tengo tiempo. Aun así el chiquillo aguanta muchísimo tiempo sin apartar los ojos de las instantáneas.

viernes, 17 de febrero de 2012

Daniel, capitán pirata, y su grumetillo Iván

Al llegar de Las Palmas me encontré con que ese mismo viernes se celebraba la fiesta de Carnaval en la guardería. El niño me había repetido muchas veces que quería ir de pirata, pero yo no encontraba ningún disfraz que contuviera las tres Bs (Bueno, Bonito, Barato), así que decidí crearlo yo de la nada.

Unas camisetas rojas y unas mayas (negras las de Daniel y marrones las de Iván) me servirían de base. Iván también iba vestido de pirata porque su hermano mayor así lo había querido. Me dijo que los dos igual y yo a intentar tenerlo contento.

Raúl y yo nos pegamos un buen rato dibujando calaveras en las camisetas con los rotuladores indelebles, unos cordones de mercería sirvieron de cinturón, para Iván compré unas botas bucameras a nueve euros y Daniel se tuvo que conformar con las botas de agua customizadas con sendas pegatinas de calaveras hechas en casa artesanalmente (es decir, a lo cutre).

Para dar el toque auténtico compré los accesorios: una espada, dos puñales (uno para cada niño), un sombrero pirata para Daniel, un pañuelo negro para Iván... Y listo. Ya tenía preparados a los dos piratitas para cualquier aventura.

El mayor estaba encantado con el disfraz. Sobre todo con la espada y el puñal. Se lo pasó genial en clase. Aunque las profes me entregaron los complementos en una bolsa cuando fui a recogerlos. Admito que en manos del pequeñajo tenían mucho peligro.

jueves, 16 de febrero de 2012

La varita mágica

Cómo se nota que estamos en carnavales. Por la calles de Madrid no, pero en la guardería siempre hay algo relacionado. Hoy mi hijo me ha salido al encuentro con una estupenda varita mágica de papel y purpurina que habían hecho en clase. Estaba emocionado.

Me encanta que hagan tantas actividades y tan originales. Por eso mi niño va tan contento al cole. Lo malo es que después de cargar con la varita hasta casa con mucho cuidadito para que no se doblara y llenarme a mí, a Iván y al carrito de purpurina mi niño mayor se la ha cargado en diez minutos.

Lo bueno es que ha sido divertido mientras a durado. Había que oirlo decir "Abracadabra pata de cabra" con su lengua de trapo. Durante la cena no paró de repetir las palabras mágicas mientras hacía desaparecer el pescado en su boca.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Bien vestido a la guardería ¡Nada de pijamas!

El segundo día de guardería de Iván me soltaron la bomba. "A clase tiene que venir vestido y no en pijama" Ojoplática les pregunté por qué. Y me contestaron que era más fácil para ellas. Increíble. El pijama me parece más cómodo para todos. Incluso para el niño. Pero ellas son las que mandan así que a partir de ahora le pongo al bebé ropita de calle. Está muy guapo, pero me da la impresión de que le molesta por uno u otro lado.

Asumo que las normas son las normas, así que mi bombón viste con camisetita y pantalón para ir a clase. Igual que su hermano mayor.

martes, 14 de febrero de 2012

Revisión de los cuatro meses

Nada más llegar ya estamos líados con los médicos. Iván a pasado la revisión de los cuatros meses. Si es que el tiempo pasa volando.

Otra vez a pinchar al chiquitín. Que angustia. Menos mal que se porta como un valiente llora poco. Su madre piensa que la investigación y desarrollo debería ponerse las pilas en descubrir vacunas bebibles en vez de pinchables. Tres agujeritos que le han quedado en sus muslitos chichosos.

La buena noticia es que crece y engorda a un ritmo estupendo: 6,900 kilos y 66 centímetros. Es un jugador de baloncesto. Daniel también es muy alto para su edad. Se vé que los genes del padre tienen mucha fuerza porque yo soy un metro y medio de persona. Esta claro que yo tengo melones, no limones (hago alusión al dicho sacar algo del tamaño de un melón por el agujero del tamaño de un limón, referido al parto).

La pediatra piensa que está sano como un manzano, excepto por el pequeño detalle del pedazo de soplo en el corazón, que está más que controlado.

La enfermera me ha dicho que no le meta los cereales hasta los cinco meses, aunque tengo tentaciones para ver si así duerme mejor. ¡Qué noches, señor! Intentaremos hacerle caso y esperar pacientemente.

Por otro lado, me han recomendado que le ponga la vacuna del rotavirus, que no está financiada por la seguridad social, pero que deberíamos ponérsela a todos los niños que van a guardería tan pronto. Curiosamente con Daniel se les olvidó recomendármela. El caso es que la he comprado y se la he administrado yo misma. Cómo es bebida es muy fácil. Ahora tengo que darle dos dosis más separadas por treinta días cada una.

lunes, 13 de febrero de 2012

Primer día en la guardería

Pensé que a Daniel le iba a costar más ir al cole, pero no fue así. Se vé que echaba de menos a sus amiguitos. Remoloneó un poco y le costó un poco más de la cuenta levantarse, pero finalmente fue contento a clase. Raúl decidió ayudarme en el primer día de los peques aunque eso significa que sale más tarde de trabajar. Estaba un poco nerviosa porque era la primera vez que Iván iba a la guardería. Sólo dos horas, que en realidad se convertían en una hora y media si tenemos en cuanto lo que se tarda en dejar al mayor, hablar con las profes, dejar al pequeño y hablar con sus cuidadoras.

Mi primogénito iba dando botes de alegría en el patín. Cuando llegó a su clase dudó un poco, pero en vista del recibimiento que le hicieron sus amigos volvió a ponerse contento. Los pequeñajos le rodearon entusiasmados dándole abrazos y gritando "Daniiii, Daniiiii".

Tras saludar a Ana y a Manoli y asegurarles que las había echado yo más de menos que mi hijo (24 horas con los niños durante quince días puede llegar a ser muy cansado. Mejor no pienso en el verano), me encaminé al aula de cunas de mi bebé.

Allí me recibieron dos chicas muy cariñosas que se hicieron cargo del pequeñín y me asetearon a preguntas para hacerle la estancia más cómoda. ¡Y eso que sólo se trataba de una hora y media!

Por fin en la calle, corrí al supermercado. Tras las vacaciones había mucho que comprar. Aunque mi querido maridín había dejado al despensa bastante surtida antes de venir a Las Palmas de Gran Canaria. Cuando dejé las bolsas en el suelo de mi cocina miré el relij y para mi horror marcaba las once menos diez. ¡Llego tarde!

Dejando todo por medio corrí al colegio a por Iván. Malas noticias. Al bebé no le ha gustado ni un pelo la guardería. Demasiados mimos recibidos en casa. ¡Qué se le va a hacer! Ya se acostumbrará a que no es el ombligo del mundo. Todos los pequeñajos pasan por este momento alguna vez en su vida.

El lado bueno es que de tanto llorar en clase en casa se ha quedado dormidito y ha dejado a mamá hacer cosas. El tiempo corre y ahora toca ir a buscar al hermano. Con el cole a quince minutos de casa esto de la adaptación del más pequeño es un poco paliza. Sobre todo porque es cuesta arriba todo el camino.

Sin parar ni un segundo corrí a por Daniel, que se lo había pasado bomba, y a casa, que hace un frío que pela. Por el camino mi niño me pidió ir al parque, pero le hice comprender que nos íbamos a helar. Enfurruñado gritó "¡Avión a Canarias!". No es listo ni nada este renacuajo. "A casa a jugar con los juguetes, que hace mucho que no los ves" le consolé yo. Pareció gustarle la idea. Menos mal, porque yo no me arriesgo a otro viaje al archipiélago. A ver si va a quebrar otra compañía y la liamos.

¡Dormíos de una veeez!

El día que volvíamos a Madrid no dejamos que Daniel hiciera la siesta. Cogíamos el avión a las seis de la tarde y nuestro propósito era que los dos se durmieran, pero nuestro gozo en un pozo. No pegaron el ojito ninguno de los dos. Iván sólo quería que le hiciera dar botes sobre mis piernas. Debía ser gracioso ver aparecer y desaparecer su cabecita por encima del asiento. Me tenía los brazos machacados.

Y Daniel no paraba quieto. Le llevamos dos veces de excursión al baño, le reñí mil veces por dar patadas al asiento de delante (cómo odiaba yo que me hicieran eso a mí), le entretuve con comida, con libros, con coches... Dimos unas cuantas vueltas por el pasillo del avión con uno y con otro. Intenté dormir al bebé meciéndolo. ¡Nada! Nos dieron un vuelo malísimo con sus ganas de juerga.

Menos mal que, cuando por fin llegamos a casa, no dieron mucho problema en coger el sueño y nos dejaron descansar un poquito.

domingo, 12 de febrero de 2012

Recorrido por el casco antiguo

Empezamos el día desayunando en una cafetería llena de delicatessens. Y para mi felicidad contaba con un rinconcito infantil que tuvo entretenido a Daniel el tiempo de saborear un café, una pulguita de rúcula, queso de cabra y nueces y un cruasán de chocolate. Ummmmm

Mi niño estaba entretenidísimo en la pequeña mesa llena de porciones de tarta y duces de juguete. De vez en cuando venía a servirnos con enorme cuchillo de madera. Cuando perdió el interés decidimos dar por terminado el desayuno y levantar el campamento.

Raúl y yo nos pusimos de acuerdo para dar una vuelta por el casco antiguo con los niños mientras que mi madre y mi hermana pusieron rumbo a casa para hacer sus tareas.

Nos perdimos por las calles de Vegueta, disfrutando de los balcones canarios, las callejuelas antiguas y el molesto empedrado. En un momento dado, me acordé de que Daniel llevaba ya un buen rato sin ir al baño. Raúl me indicó que estábamos pasando por delante del Museo Casa de Colón y que podíamos usar su aseo. Me daba un poco de palo usar un Museo sólo para que Daniel no mojara sus pantalones, pero no quedaba otro remedio. O eso o regar un arbolito.

Entramos con un chiquillo poco convencido, pero en cuanto vio los cañones se volvió loco.Menos mal que un vigilante nos confirmó que se podía tocar, porque Daniel incluso se había montado encima de uno. Cuando conseguimos despegarlo de las enormes armas Raúl se lo llevó al baño. Cuando salieron le mostré un par de loros que me había encontrado en unos de los patios abalconados. El niño estaba amocionado. Luego nos metimos en una habitación decorada como si fuera el interior de "La niña", una de las tres carabelas que llevaron al descubridor hasta América. Fue lo que más le gustó, aunque tampoco hizo ascos a las maquetas de barcos y de edificios. En definitiva, para nuestra sorpresa le gustó el Museo. Cuando vuelva  a Madrid estoy pensando en llevarle al Naval a ver que le parece.

Tuvimos que sacarle a rastras para seguir nuestro camino. por fin llegamos ala plaza Santa Ana. Otro acierto. Daniel se lanzó a asustar palomas junto con otros muchos niños. ¡Pobres palomas! Daban un poco de pena. Aunque sean las ratas del aire. El chiquillo se lo pasó genial montando en los famosos perros de la plaza y usando uno de los elementos arquitectónicos de improvisado tobogán.


También de allí nos lo llevamos a rastras. Ya era la hora de comer y debíamos regresar a casa. El pequeñajo lloró un poquito y al final se conformó. Su hermano estuvo durmiendo todo el paseo.

sábado, 11 de febrero de 2012

Paseo por la playa en un día frío


Raúl venía con ganas de playa y Daniel se moría por pisar la arena, así que el sábado organizamos una excursión familiar a la playa de las canteras. Hacía bastante frío, así que nos fuimos bien abrigados. Daniel se emocionó nada más ver el mar e intentó arrancarse la ropa al grito de "Quitar, quitaaar". Le expliqué que no se podía meter en el agua a riesgo de coger una pulmonía y él me pedía "bañar, bañar" si comprender nada de lo que yo le decía. Nos costó mucho convencerle de que jugara con la arena. Se lo pasó muy bien recogiendo piedritas.

Cuando nos cansamos de pasear por la orilla y, sobre todo, nos hartamos de intentar parar a Daniel en una frenética carrera hacia el mar. Le llevamos a los juegos infantiles que habían en el paseo. Eran geniales, aunque al niño le llamó más la atención los de mayores.

Estuvimos un buen rato haciendo ejercicio y siguiéndole el juego al mayor de nuestros hijos. Cuando vimos que se acercaba la hora de comer nos encaminamos a casa acompañados de las protestas de nuestro primogénito que aún no se había cansado de jugar.