domingo, 4 de marzo de 2012

Chillidos

Hay que ver los gritos que pega Iván para hacerse notar. Aveces no sé si es el niño o el gato. Cuando está contento y de repente se da cuenta de que no le estamos haciendo caso se pone a afilar sus agudas cuerdas vocales.

Acaba de descubrir que el que hace ese sonido tan curioso es él y le encanta. Así que, de repente, estás haciendo algo que requiere concentración, buen pulso, ambiente zen... y un chillido aterrador cruza el aire. Le siguen muchos más.

Cuando ya tienes los pelos de punta buscas el origen y allí está él. Dando grititos con una sonrisa de oreja a oreja. No sé qué es peor. Si cuando me pone de los nervios con sus agudos o cuando se pone a berrear como un loco en busca de atención.

1 comentario:

  1. ¡JAJAJA! Tremendo Iván... cómo que les gusta mucho experimentar con su voz cuando están pequeños... mientras uno tiene que hacer de tripas corazón y aguantarse sus infartos :D

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