martes, 20 de junio de 2017

III Spanish Olav Festival: Campamento vikingo en Covarrubias

Este fin de semana nos hemos trasladado a Covarrubias por dos razones importantes: Una, porque había que huir del calor horroroso de Madrid; y dos, porque se celebraba el III Spanish Olav Festival.
Durante dos días los vikingos acampan cerca de la Ermita de San Olav y nos enseñan sus usos y costumbres. Ya los visitamos hace un par de años, que asentaron el campamento en Covarrubias, y con mucha pena nos lo perdimos el año pasado, pero este año queríamos ir sí o sí.

Llegamos justo en el momento en el que hacían exhibiciones de juegos propios de este pueblo guerrero. Nada más llegar nos explicaron uno que consistía en colocar unas piezas de madera a modo de peones y rey y hacer puntería con otra pieza de madera para tirar las piezas del contrincante.

Me hubiera gustado quedarme más tiempo a ver el desenlace, pero mis hijos tenían fijado un objetivo. Al fondo se veía otro juego que llamaba mucho la atención. El que se la quedaba se sentaba en cuclillas con los ojos vendados y un casco cerca de sus piernas. Se le daba una cuerda con un saco atado y tenía que darle vueltas sobre su cabeza intentando dar a los valientes que se acercaban con un palito de madera en la mano con claras intenciones de darle al casco. El que lograba darle y salir del círculo sin ser golpeado ganaba. Si te golpeaban te eliminaban.

Allá que se sumaron alegremente mis churumbeles, sobre todo el mayor. Que logró darle al casco una vez aunque luego saliera damnificado al intentar huir. Estaba muy orgulloso de su rasguño de guerra en la rodilla. Cuando tocó cambio del que se la ligaba me presenté voluntaria.

No me atrevía a entrar en el círculo del saco, pero me apetecía participar. Muy decidida hinqué las rodillas en una piel que me facilitaron para que no me las dejara en la gravilla, me vendaron los ojos y empecé a mover la cuerda sobre mi cabeza. Ni que decir tiene que me ganaron por palizón, pero eliminé a unos cuantos antes. Si el saco es blandito, el juego mola mucho. Tanto que, cuando los adultos acabaron con él los niños siguieron jugando con sus reglas y a su modo.

Daba gusto ver cómo enseguida los peques se contagiaron del espíritu vikingo y se pusieron a jugar sin conocerse de nada. A veces con demasiado ímpetu diría yo.

Daniel aprovechó ese rato para acercarse a la armería y pedir con ojitos de bambi al armero que le prestara todo lo que pillço para hacerse fotos guerreras. Hasta se metió en una de las tiendas para que se lo explicaran todo. Dentro pudo desenvainar y envainar una espada. Y eso, señores, fue lo que más le impresionó de toda la jornada. No paró de repetirme su hazaña y de pedirme que le enseñara su foto en plena acción durante todo lo que quedó de finde.

Sólo pararon sus juegos para ver la demostración bélica incluída en el programa. Uno de los vikingos nos contó cómo formaban cuando iban a la batalla. Lo hacían de tal manera que formaban un muro con sus escudos atacando a los enemigos con lanzas y hachas desde la distancia. Nos hicieron unas cuantas melés que acabaron en una trifulca entre dos de los participantes. Ambos contrincantes se enzarzaron en una pelea que acabó con la muerte de uno de ellos. Molaba porque habían participante del campamento que les azuzaban desde el público para dar más realismo a la representación.

Los niños enseguida se pusieron a criticar que había habido poca sangre, que la lucha había sido demasiado corta... ¡Como son! Uno de ellos alegaba que un poco de Ketchup hubiera sido ideal para bordar la escena. Como se estaban revolucionando un poco. Una arquera vikinga se llevó a los que así lo quisieron a practicar su puntería para que pudiéramos ver el entierro con un poco de calma.

Las esclavas del guerrero fueron sacrificadas voluntariamente para asegurarse su plaza en el Valhalla sirviendo a su señor, que había fallecido en combate y por eso mismo se iba directo a la mesa de odin a disfrutar de los más maravillosos placeres por el día y a luchar incansable durante toda la noche. Planazo celestial.

A la primera esclava le cortaron la garganta porque era la principal y el derramamiento de sangre era un privilegio (esta vez corrió sangre de mentira para júbilo infantil) y a la segunda la estrangularon con un cordón. Luego la dispusieron en el círculo de piedras funerario junto con la tercera parte de las posesiones del finado. Sobre todo útiles que le serían de utilidad en la otra vida. Otra tercera parte iba a la familia y la última al que se encargaba de vestir al muerto.

Tras la ceremonia se enterraba al muerto (eso no lo hicieron evidentemente) y unos días después lo desenterraban y, dependiendo de las riquezas del muerto y de las posibilidades los metían en un barco y lo lanzaban al mar en llamas.

Una vez terminada la escenificación nos dejaron acercarnos a verlos de cerca. De nuevo los peques se pusieron criticones: que si habían visto parpadear al muerto, que si no era creíble, que si esto que si lo otro... Total, que el muerto se debió de cansar de oirles y se levantó dando un terrible grito de guerra. Los niños salieron escopetados como si les persiguiera el diablo. Me asustó hasta a mí que no me lo esperaba. Luego nos reímos muchísimo todos.

La verdad es que se lo curran muchísimo. Daniel dice que el próximo año quiere participar y acampar convertido en un auténtico vikingo.



10 comentarios:

  1. Madre mía que divertido parece. A mí también me encantaría ir algún día...
    Besos

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    1. Síiii. Lo pasamos genial. Sobre todo porque era muy participativo. Así sí que se aprende a gusto jajaja

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  2. Lo del saco y el casco parece un poco peligroso... jajajaja. Está visto que yo no valgo para tantas emociones. Besotes!!!

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    1. Los niños, si se lo están pasando pipa, ni sienten ni padecen. Lo tengo comprobado jajaja
      Daniel se pegó un buen tortazo y se levantó asegurando que no había pasado nada para que le dejáramos seguir jugando ;)

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  3. Recuerdo perfectamente el post de la experiencia vikinga que escribiste, pero creía que era del año pasado y ya han pasado 2!! guauuu vaya velocidad llevamos!
    Aún no hemos vivido por aquí experiencia vikinga, vamos a tener que irnos a Covarrubias, jajaja
    Me parto con tus peques que si hay poca sangre, que si tal y cual, jajaja para asustarlos "el muerto", así lo tendrían jaja

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    1. Síiii. Vente para Covarrubias!!
      Los chiquillos son demasiado expresivos jajaja
      Es verdad que el tiempo no pasa, vuela!!!

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  4. Pues a organizar la acampada jajajaja (para el año q viene)
    Jo, q d cosas guayyysss hay en vuestro pueblo
    ¡me encanta! cómo lo pasáis!!! a disfrutar

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    1. Hacen un montón de cosas. Es alucinante. Y lo han nombrado uno de los pueblos más bonitos de España. Se mueven mogollón :D
      No me veo yo durmiendo en tienda de campaña cual vikinga con camisón de esparto jajaja

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    2. Ya te contaré si nos animamos jajaja

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Me encanta saber lo que piensas.