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lunes, 21 de agosto de 2017

Parque de Fauna Silvestre Collado del Almendral y Charca del Aceite

Por recomendación de una familia del camping nos plantamos en el Parque de Fauna Silvestre Collado del Almendral para coger el trenecito turístico. Nos habían comentado que era ideal para niños. La entrada nos pareció una pastón, pero ya que estábamos allí la pagamos y nos acoplamos en un tren que estaba a punto de salir.

Craso error. Aviso que si vais y os toca sentaros en las ventanas de la izquierda esperéis al siguiente porque poco vais a ver de lo animales. A pesar de que fuimos por la tardecita para que no hiciera calor, las cabras no se quisieron dejar ver y sólo los sentados a la derecha tuvieron la suerte de verlas a lo lejos. El conductor se bajó y se cansó de enseñarles comida para que acudieran. Deberían estar bien hartas de los otros viajes anteriores porque se quedaron donde estaban tan anchas.

En cambio, los ciervos sí que se acercaron a zampar. Eso sí, en la parte derecha se apelotonaron un montón a los que los visitantes más afortunados pudieron tocar y por nuestra parte se asomaron unos pocos y lejos. Con lo que Iván se cogió la perreta del siglo.

El trecho que recorre el trenecito es bastante corto, pero luego hay un paseo muy bonito en el recinto. con una par de miradores. Nosotros sólo pudimos llegar al primero porque los niños estaban muy mosqueados con el fiasco del tren y no tenían intención de darnos el gusto con la caminata.

Demasiado nos costó llegar al primer mirador, en el que nos esperaba un entrenador de aves rapaces para contarnos curiosidades de las que allí tienen. El mini zoológico de aves rapaces les llamó mucho la atención a los chiquillos, pero no fue suficiente para mitigar el mal humor del más pequeña. Ya se sabe que siempre que pasa algo que no nos gusta es culpa de papá o de mamá. ¿Que llueve y queríamos ir al parque? Evidentemente, la culpa es de los progenitores. ¿Que estamos resfriados y queremos bañarnos en la piscina? La culpa es de mamá o papá. ¿Que los ciervos no se acercan ni de lejos a mi ventana? Pues lo dicho, a hacérselo pagar a los papis.

Ante ese panorama infantil, decidimos pasar nuestro último día de estancia allí sin salir del camping. Los críos se lo pasan mejor allí dentro que explorando nuevos horizontes. Es la triste realidad.

Pero ese día lo aprovechamos a tope y, después del Parque de Fauna Silvestre Collado del Almendral aprovechamos para saltar con el coche de sitio chulo a sitio chula hasta que se hiciera la hora de cenar. De todos los que vimos, la Charca del Aceite no pareció especialmente chulo.

También hubo perreta porque no habíamos llevado los bañadores y prometía ser una pasada bañarse allí. Ni siquiera nos paramos a tomar algo en la estupenda cafetería bar, porque ya teníamos planeado ir a un restaurante que se llama El Kiosco del Jabalí y que estaba a unos quince minutos del parking. Nos lo habían recomendado porque mientras los adultos cenan tranquilamente, los niños se entretienen alimentando a los Jabalís que acuden al restaurante locos de felicidad y gula. Lo cierto es que comimos genial. Lo mejor, la trucha y la carne de caza.

Así acabamos el día más agotador de esa semana en el parque natural de Cazorla.

2 comentarios:

  1. Vaya, qué pena que no fuerais en el lado mejor del tren pero igual tiene pinta de haber sido un paseo muy chulo. Besotes!!!

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    1. Sobre todo por Iván que se lo tomó fayal y nos boicoteó el reto de la excursión. Que raro. Verdad? Jajaja Menos mal que a pesar de todo el paseo fue muy chulo, como bien dices :D

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