viernes, 26 de febrero de 2010

Los cereales le gustan


Otro pequeño paso para la humanidad, pero un gran paso para Daniel: su introducción en el gran mundo de las papillas de cereales sin gluten. Había llegado el día. Porque lo había decidido yo basicamente. Daniel tenía que aprender a tragar sólidos de una vez por todas. Así que le preparé la papillita, un poco como me vino en gana, porque no encontré la caja de los cereales donde venían las instrucciones. En realidad ya llevábamos unos días introduciéndole los cereales en el biberón y habíamos utilizado un bote de leche en polvo pequeño para guardarlos porque nos resluta más cómodo. A ojímetro me salió una papilla mas bien líquida, pero muy aparente. Me armé con un delantal para cubrirme a mí, un paño de cocina grande para cubrir al pequeñajo y una cucharita de metal y me decidí a comenzar la faena con no poca emoción.

Llené escasamente la cucharita y la metí en la boquita de Daniel con decisión. La mayoría de su contenido volvió a salir pero algo entró. Y parecía que el bebé se relamía. Hasta que pedía mas: "Uuuuuuuuuh, uuuuuuuuuuuuuh, ¡UUUUUUUUUUUUUH!"

El método de la cuchara estaba resultando un poco lento para él. Bebér los cereales del biberón era muchísimo más rápido. Y mi chico comenzó a impacientarse y a lanzarse con fuerza sobre la cuchara. Sus manitas aferraban el metal con ansia con lo que el contenido terminaba desparramado sobre el paño o el delantal (y a veces sobre mi pantalón, mi pelo, las mangas de mi camiseta, en su ojo...). Cuando ya me pareció que el experimento se estaba convirtiendo en un suplicio para el enano decidí darle el biberón para saciar su hambre.

A ver si tiene menos hambre y más calma para la próxima vez.

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