lunes, 16 de agosto de 2010

Encuentro con la abuela Matilde y los bisas






Mi madre estaba deseando encontrarse conel pequeño Daniel. No le veía en persona desde que tenía cuatro meses y ahora, con once, había cambiado muchísimo. Como todos los bebés a esa edad, el niño empieza a hacer muchas cosas graciosas y a interactuar de verdad contigo. Las conversaciones que entablamos son la mar de interesantes: "mmmmm", "¡eh!", "ta, ta , ta", "paaaaaaa", "¡Daniel! Eso no", "snif, snif, ¡buaaaaaaaaaaaaaaa!".


Nada mas llegar a Elda nos dirigimos a la casa del pueblo dónde nos esperaban ansiosos la abuela y los bisabuelos del pequeñajo. Mi madre ya le esperaba en la puerta del ascensor. Nada más salir de él me lo arrancó de los brazos y lo llenó de besos con el entusiasmo que la caracteriza cuando se trata de bebés. Como no podía ser de otra manera el niño empezó a berrear e intentó escapar de su prisión. Me tendía los bracitos para que yo le ayudara. Los bisabuelos fueron más comedidos, pero también estaban emocionados por volver a encontrarse con el más joven de sus biznietos.


Al principio Danielillo miraba de reojo a mi madre con poca confianza, pero al rato hicieron buenas migas. Al menos todo lo que le dejaba la dichosa mamitis. Con el verano se le ha acentuado. la única solución, tanto en Elda como en Covarrubias, era que yo desapareciera del mapa. Entonces Daniel pasaba de brazo en brazo con total felicidad.


El enano no esperó una invitación para cotilear toda la casa, sacar las cosas de su sitio, tirarlo todo, arrancar plantitas de sus macetas, e incluso ponerse perdido de tierra alvaciarse una encima. A mis abuelos todo lo que hacía el pequeñín les parecía bien.


Como es un poco brutín corría hacia ellos y se les tiraba encima. O hacía un salto mortal de mis brazos a sus regazos. Es tan cariñoso que se los ganó enseguida. Así pudo hacer todas sus diabluras impunemente.


Al terminar el día nos fuimos a la casa de campo que era donde íbamos a pasar las noches en bien del niño. Allí hacía más fresquito y cuenta con jardín estupendo para que juegue.

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