miércoles, 1 de enero de 2014

En el avión con dos peques inquietos, noticia bomba y despedida del año

Los peques llegaron al aeropuerto emocionados ante la aventura que les esperaba. Daban brincos de contento y les era imposible caminar. Iban de una lado a otro corriendo o dando botes poniendo nerviosos a sus sufridos padres que temían perderlos de vista de un momento a otro.

La azafata que nos facturó las maletas era muy simática y les dio mucha bola. Acabaron dándole un montón de besos y abrazos. "Son un encanto" me aseguró. Y claro, su mami casi se ahoga en babas, porque les pondré verdes por su carácter inquieto, pero me derrito cada vez que alguien los elogia en mi presencia.

Afortunadamente, en esta ocasión, no hubo imprevistos desagradables. Habíamos reservado asiento por internet muchísimo antes y el avión no se retrasó ni un minuto. Al contrario, gracias a dios, llegó veinte minutos antes, cuando ya me planteaba estrangular a mis retoños.

No se quedaron quietos ni un segundo. Molestaron a todos sus vecinos de butaca, tiraron todos los papeles que encontraron al suelo, gritaron, se pusieron de pie en sus asientos, intentaron escapar reptando por el suelo... Ya no sabía que hacer para que se comportaran.

Mi maridín fue más listo y se sentó en el asiento separado por el pasillo. Y yo con las dos fieras. De vez en cuando se ofrecía para cambiar el puesto, pero yo, inocente de mí, rechazaba su oferta y aseguraba que era perfectamente capaz de dominar la situación. Aunque la realidad es que estaba a punto de tirarlos por al ventanilla.

En el aeropuerto nos estaba esperando casi toda la familia. Fue un encuentro muy emotivo. Sobre todo, entre Daniel y Natalia, que se quieren mucho.

Llegamos a casa afilando los dientes para hincarle el diente a la cena de año nuevo cuando mi cuñado suelta la bomba: "¡Vamos a ser padres!" ¡Ole, ole! Abrazos, besos, felicitaciones, preguntas... y a cenar ¡que nos dan las uvas! Y casi casi nos las dan. Las uvas y los lacasitos, porque algunas transgresoras cambiamos la saludable fruta por la tentación del chocolate.

Tras las campanadas a brindar por el nuevo componente de la familia que nos viene en julio. ¡No es para menos! ¿Será garbancito o lentejita? Lo que sea bienvenido sea.

Confeti, serpentinas, pitos, gorritos, máscaras... En seguida se montó el fiestón. Los peques no acusaban el cansancio y subimos todos a la terraza para que el loco del tío Fernando nos regalara una demostración pirotécnica impresionante. Daniel estaba emocionado y pedía más cohetes y petardos, más y más, de forma compulsiva. Iván con toda su calma me hizo saber que los cohetes le daban "suto" con lo que me perdí la última parte para que no siguiera sufriendo.

¡Eran más de las dos cuando logramos meter a los chiquillos en la cama!

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por ser titaaa!!!! todo un fiestón para la llegada de la gran noticia jejeje.
    Besotes.

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    1. Muchas gracias!!! Estamos emocionados con el nuevo bebé y con muchas ganas de que nazca ya :D

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