domingo, 20 de marzo de 2016

El reto de Daniel y la solidaridad de Iván

Todo el mundo sabe que cuando la profesora de Daniel me recomendó apuntarlo a Estudio Dirigido no me gustó la idea, pero lo hice por el principio de autoridad. Respeto lo suficiente a los profesores como para tener en cuenta sus recomendaciones.

Cinco meses después sigo sin ver los beneficios de la extraescolar y así se lo hice saber a su maestra en nuestra última tutoría. A la pobre la pusimos en un aprieto porque Raúl, que sí está de acuerdo con que el peque vaya a Estudio Dirigido, me acompañó. Al final dio con una solución salomónica que fue del gusto de todos: que la cuestión dependa del niño. Es decir, se le plantea al peque elegir entre una hora de estudio dirigido o una hora de estudio en casa todos los días.

La prueba va a ser semana santa. Si logra concentrarse esa hora diaria y sacar adelante una serie de ejercicios de mates, caligrafía, lectura, escritura e inglés le quitamos. Así que el asunto ya no está en manos de sus padres.

Se lo pensó. No os creais. Y es que en Estudio Dirigido la monitora estaba superada y acababa dibujando o mirando cuentos en vez de hacer los deberes. Así me salía luego, enseñándome orgulloso sus dibujos pero con la tarea a medio hacer.

El viernes empezamos muy bien con la nueva rutina. Daniel se sentó e hizo una ficha de las que le han mandado para las vacaciones, se leyó un cuento sencillo, me lo contó para demostrar que se había enterado e hizo la ficha de lectura. Todo eso en una hora.

A su hermano lo invité a acompañarnos con un libro de actividades de animalitos. No quiero hacerle estudiar, pero tampoco quiero que se sienta excluido. Hizo los ejercicios muy contento y los hizo muy bien.

El mayor lo miraba con envidia al principio, pero conformó cuando le dije que cada uno tenía que hacer los ejercicios con un nivel de dificultad acorde a sus edades. Además cuando vio el libro de "este es ORQ" que me había pedido varias veces se le fueron las penas enseguida. Es una colección el kiosco. Le compré el primero de un alien y clamaba por el segundo desde que vio la publicidad. Así que se lo compré para motivarle a la lectura.

Y vaya si se lo leyó. Luego le pedí que me contara la historia y se había enterado de casi todo. Ya sólo le quedaba escribir la ficha del libro. Y también lo hizo bastante bien. Aunque tuve que corregirle. Ya no uso ni boli verde ni rojo ni azul. Uso la goma, que es lo más efectivo que he encontrado. Lo que veo mal se lo borro y lo tiene que rehacer por narices. Si estaba mal como estaba entonces hay que intentarlo de otra manera.

Así que en esas estamos. Yo presionando para que estudie y Raúl pidiéndome que deje que él decida cuando se sienta a hincar codos. Si le dejo nos dan las doce de la noche y todavía no vería el momento de hacerlo. Creo que a estas edades es mejor ponerles un horario fijo. Le dejo cerca un reloj despertador digital y le digo que hay que estudiar hasta que vea una hora en concreto en la pantalla. Así sabe cuando tiempo ha pasado y cuando le queda. Advertido está que todo el tiempo que pierda se suma una vez llegada la hora. A ver si así coge hábito de estudio, pero en casa y no en el cole.

8 comentarios:

  1. Es complicado.
    Pero yo sigo pensando que los niños con esa edad deberían de jugar más y hacer menos deberes, que jugando se pueden aprender muchas cosas sin tantas fichas. Pero yo no puedo cambiar el mundo claro.
    Besos y suerte

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    1. Totalmente de acuerdo contigo, pero si al final la profe la manda a estudio dirigido prefiero que estudie en casa. Al final no se puede luchar contra el orden establecido. Sólo podemos ir cambiándolo poco a poco...

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  2. Dácil ¿no crees que es muy pequeño para que tenga que estar una hora diaria haciendo deberes? Aparte de las horas que ya pasa en el colegio... bueno, es mi opinión, desde luego. Mi mediano tiene la misma edad que Daniel y apenas trae deberes, si acaso una página de alguno de los libros, que hace en 5 minutos... No sé, pienso que ya tendrán tiempo de estudiar, que les queda mucho por delante.

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    1. Estoy totalmente de acuerdo contigo, pero si la profesora, que se declara antideberes, me dice que con Daniel es necesario me encuentro en una grave disyuntiva. En la última tutoria me dijo que si los exámenes fueran orales sacaría sobresalientes en todo, pero como son escritos los suspende todos (aunque las profes le aprueben porque saben que se lo sabe, pero que no lo sabe escribir). éste año tengo suerte con sus profes, pero el siguiente no sabemos quien le tocará. Además, nos comentó que el peque comparaba su letra y ortografía con sus compañeros y eso le estaba creando un complejo de inferioridad terrible. Vamos, que casi había tirado la toalla en comprensión lectora y escritura. Eso me preocupa muchísimo. Así que la idea es que estudie una hora diaria ahora que está de vacaciones y bajarle el ritmo cuando tenga cole. No más de media hora. Pero la profe no recomendó que alentáramos el esfuerzo del peque para mejorar en esas asignaturas pendientes más por él mismo, que por su capacidad de aprender, que ya es muchísima. El niño necesita crearse un hábito de estudio para que tarde cinco minutos en hacer los deberes y no media hora con una página de caligrafía de rubio. No me gustan los deberes, pero cada niño e sun mundo, así como me parece que Iván no va a necesita hacer deberes en primero de primaria, Daniel sí que lo necesita. Depende de él que le vayamos bajando los tiempos y las tareas, pero no puedo verle estrellarse nada más empezar y no hacer caso a la profesora.

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    2. Vale, entonces es que yo no lo había entendido, se trata de un refuerzo. Supongo que los profesores sabrán más que nosotras y tenemos que aceptar sus consejos. Espero que todo esto sirva para que el peque mejore su caligrafía, porque por lo que nos cuentas se ve que es más listo que una ardilla, así que no va a tener ningún problema en seguir el ritmo de sus compañeros. Cada niño tiene sus tiempos y la creatividad que demuestra Daniel en las cosas que hace es muy superior a la de otros niños de su edad.

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    3. Muchas gracias Inma. Vamos a ver si así logramos que se suelte con la escritura y lectura. Con lo que le gusta a él inventar historias es una pena que se encuentre con este escollo... Besos!!

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  3. Estoy con todas vosotras en que los peques deberían tener otro tipo de actividades que no sean únicamente sentarse a estudiar una hora diaria, aprender de otro modo y aprovechar mucho más las clases en el cole y no tantos deberes para casa, que es una locura.

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    1. El problema de Daniel es que, por lo visto, no es capaz de sentarse ni dos minutos en clase. Aunque doy fe que en casa sí que se sienta para hacer sus dibujos, cuentos, comics... Entre eso y el problema de la lectoescritura su profesora ha visto necesario tomar estas medidas con él. A otro padres, sin embargo les aconseja que el niño no haya ni los deberes que ella manda y que jueguen toda la tarde porque los ve más centrados y responsables. Cada niño es un mundo. De todas formas, el peque ha hecho las fichas todos los días, menos al día que volvimos a Madrid, que encima caía en domingo. Todo un campeón. Se ha ganado que le quite por fin del Estudio Dirigido que tanto me escocía a mí. Hast mi marido ha estado de acuerdo conmigo en esta ocasión. El niño ha demostrado que es capaz de sentarse una hora diaria a hacer tareas durante todas las vacaciones.

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